Después de tomar su primer sorbo de cerveza cuando tenía 10 años, Adolfo desarrolló una adicción al alcohol con el tiempo. Durante este período de su vida, una persona estuvo a su lado: su hermana, Ana Javier, una de las fundadoras del grupo de apoyo Time for Change. Ana dijo que recuerda haberlo llevado a rehabilitación, lo que cambió la vida de ambos para siempre.
Ese día, la realidad de Adolfo finalmente se asimiló: era un borracho, no le permitían ver a su familia, estaba desempleado y no tenía hogar. Se sentía solo, inútil y, lo peor de todo, no amado. Entonces, un día, fue con su hermana y le dijo que era hora de que se recuperara.
Ana, que había querido esto durante años, aprovechó la oportunidad para ayudar a su hermano y lo llevó a una rehabilitación llamada Christ Liberating Men. Adolfo dice: “Se lo debo todo a Dios, que nunca se ha apartado de mi lado, ya mi hermana por su apoyo. Sé con certeza que no estaría aquí parado hoy, más de doce años sobrio, si no hubiera sido por la paciencia y la misericordia de Dios conmigo ”.
Se lo debo todo a Dios, que nunca se ha apartado de mi lado, ya mi hermana por su apoyo. Sé con certeza que no estaría aquí parado hoy, más de doce años sobrio, si no hubiera sido por la paciencia y la misericordia de Dios conmigo.